sábado, 19 de abril de 2008

Con ojos prestados

Otro nuevo año aquí, en la feria de Sevilla, está anocheciendo, pero aún no se han encendido las luces, aunque ya hay algo de ambiente, aunque mucho menos que otros años.
Escucho como los niños que pasan junto a nosotros piden a sus padres que los monten a nuestro lomo, yo pienso que deberíamos estar libres, pero esta es la realidad, dar vueltas y vueltas durante días y días de feria en feria. Añoro mi antigua vida en la que todos nosotros éramos libres y vivíamos felices junto a los demás ponis. Yo nací en una escuela de niños en la que les enseñaban a montar sobre nosotros, a mí me gustaba aquella vida en la que nos trataban con cariño, todos los días, al amanecer, nos soltaban a tomar el aire, pero aquella vida se acabó cuando un hombre llegó a aquella escuela, vino varias veces para hablar con el dueño, recuerdo como se cerró la escuela días después a su última pisada en el recinto.
El dueño no tuvo más remedio que vendernos a todos. Pocos de nosotros tuvimos la suerte deacabar en el mismo lugar. Algunos fueron al circo, otros a granjas, a casas partículares, otros a diversas escuelas, y algunos, como yo a las ferias. A mi madre la enviaron a una granja, donde debería hacer trabajos domésticos y a mis dos hermanos a un mismo circo, desde entonces no he sabido nada más de ellos.
Vueno, parece ser sigue lloviendo, ya se pueden observar todos los farolillos por el suelo, creo que es este el año que más va llover de los tres que llevo viviendo de feria en feria, pero bueno, eso me da igual, por mí mejor, hace rato que no llevo a nadie sbre mí.
Adiós al descanso, acaban de subirme un niño sobre mi lomo, su cara me resulta muy familiar.
-¡Miguel, Miguel!-llaman los padres al niño.
¿Miguel?la verdad es que ese nombre nunca lo he escuchado.
-Mamá, mamá-dice un niño que está al lado de aquella señora- ese poni se parece a Spick.
-¿Quién es Spick?-pregunta su madre.
-El poni de la escuela-le responde el niño a su madre entusiasmado.
-¡Si, si, es él! Spick tenía esa mancha sobresu ojo izquierdo.
-Mamá, ¡podremos venir a verlo también mañana?
-Mañana no sé si vendremos pero, si quieres, podremos venir siempre que pasemos por aquí, ¿te paree buena idea?
-Si, si mamá.
Ya recuerdo todo el niño que llevo sobre mí es el hermano de Javier, un niño que montaba sobre mí en la escuela.
Parece que ya nos paramos. Javier se acerca a mí, me acaricia y después de decirme "volveré a verte" se fué con su familia.
Pasan los días, ya estamos a domingo, Javier me ha visitado casi todos los días, incluso hoy.
Comienzan los fuegos artificiales, se termina la feria de Sevilla, dentro de unos días abandonaremos la ciudad, pero estoy seguro de que el próximo año nos volveremos a ver, estoy seguro.

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